Vas enseñando mentiras y con tu propaganda fulminas toda imaginación. Vas matando la emoción. ¿Cómo pretendes al cielo llegar? Si en la tierra no hiciste más que MENTIR y TRAICIONAR... Así no lo vas a lograr. Quieres hacer del espíritu ciencia, adaptando la historia a tu conveniencia. Pero ya partió el tren, te quedes en el andén de la IGNORANCIA.

sábado, 21 de enero de 2012

Amante de un día de tormenta

Lentamente se fue escondiendo el sol, tras esas nubes tan delicadas traídas por tu ausencia. Poco a poco podemos observar el triste cambio, de un día casi perfecto a un día totalmente gris. 
El cielo se comienza a derrumbar, llueven tus recuerdos. Elevo mi cabeza hacia el cielo, muy detenidamente, y puedo ver la gota caer, ya la siento en mi cara deslizar por mi mejilla. Corro hacia adentro en busca de un cálido abrigo, en busca de un momento de calor. Lentamente preparo el café y me siento en la ventana, todo sigue igual, pero cada vez hay más agua. Más gotas recorren mi ventana.
Cada una de esas gotas, comienzan a ser parte de mi, cada una me dice algo diferente. Una me habla de vos, otra de mi, una que torpemente cayó me habla de nosotros, de lo que felizmente vivimos. Sentada, al ver semejantes realidades, deseo que pare de llover, no quiero recordarte.
No deja de llover, una gota tras otra, aún no para. Todos miran por su ventana, esperando que pare para poder disfrutar de su felicidad fuera de su casa, bajo un sol brillante. Todos menos yo.
Me alejo de la ventana por un momento, agarro el grabador y pongo play en la lista lenta, esa música es la que me lleva a lo que hago... Te recuerdo.

Ver por la ventana llover, es recuerdo de que te tuve en un momento, es recuerdo de que fui feliz a tu lado. 
Pasan las horas y sigo aquí, en la misma habitación viendo llover. Es increíble como llora el cielo, parece una película en la cual nadie tiene el personaje principal.
Lentamente, luego de unos cuantos minutos, va dejando de llover, el cielo se despeja para poder ver otra realidad. El sol vuelve a salir, aterrado por la tormenta que desató ese amante. Con mucho miedo sale despacio sabiendo que en un rato volverá a irse, porque viene la noche. La noche, amante fiel del día. Se ven todos los días en un sólo momento, que es único. 
Ésta tormenta que desató un amante no es cualquier tormenta, es una tormenta de verano. Una tormenta de verano es la alegría de aquél que sufre en su habitación, es la alegría del hombre del campo, ver caer agua.
Es la tormenta del día, siempre hay una, muchas veces se desata temporalmente y otras veces la sentimos en lo más profundo de nuestro alma, causando mucho más dolor que al ver la lluvia caer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario