Es increíble cómo cambian las cosas con el tiempo ¿No lo crees?
Cuando era pequeña quería que todos me vieran, que me dieran su atención, su cariño, su tiempo. Para lograr todo eso lloraba fuerte, gritaba, hacía cosas que no debía; como romper cosas o quizás rayar paredes, solía decir todo lo que pensaba sin imaginar lo que la otra persona pensaba o sintiera y muchas veces, rompía el hilo de tolerancia.
Ahora ya no soy esa pequeña que llora para llamar la atención de los demás, aquella que solía hacer cosas inexplicables, ilógicas y hasta problemáticas. Ahora crecí y es increíble como cambia todo... ¿Verdad? Si quiero llorar, trato de no hacerlo en público, evito que me vean, me escondo. Si alguien se me acerca en ese instante enseguida borro mis lagrimas con la manga de mi buso y sonrío, para que nadie sepa mi estado realmente. ¿Ilógico no?